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Diario de escritora: Escapaditas de la cuarentena: parte 2

Escapaditas de la cuarentena: parte 2


13 de Junio del 2020: Hoy salí.

Luego de toda una semana evitando salir (por pereza más que nada) mi hermano casi que me obligo a acompañarlo al veterinario. Fue una buena excusa para cambiarme el pijama. Había un viento muy frío, y aunque me puse buzo, campera y bufanda, el viento atravesaba la ropa y llegaba a mi cuerpo de todas formas. Lo único bueno del barbijo es que te da menos frio en estas épocas. Sin embargo, aun no me acostumbro a usarlo con los anteojos y no empañarlos, así que esta vez preferí no llevarlos, aunque no vea nada.
Como tenemos una veterinaria cerca (alrededor de 10 cuadras) y ya no tengo auto, con mi hermano fuimos caminando hasta allí. Pancho, mi perro, era llevado por mi hermano en una especie de mochila para mascotas que nos presto mi tía. Se veía muy tierno. Adjunto pruebas:


Caminar diez cuadras se me hacia hasta raro. Hasta sentía que estaba haciendo las cosas mal. Aunque la calle por donde íbamos es transitada por su cantidad de locales y su cercanía a la ruta 197, me sorprendió ver bastante gente en la calle. 
En la entrada de la veterinaria había una alcohol en gel para desinfectarnos y todos allí tenían barbijos. Delante nuestro solo había una perra blanca con manchas marrones que se robó mi corazón. Por lo que pude oír, lo más probable es que tuviera la enfermedad de las garrapatas.
Cuando terminaron con ella, seguíamos nosotres. Mientras mi hermano le contaba como estuvo Pancho y el veterinario anotaba y hablaba con mi hermano, yo miraba el chaleco que este tenía puesto. Era de la facultad de ciencias veterinarias de la UBA  con un logo con distintos tipos animales. Ver ese chaleco reavivo las ganas de ser veterinaria que alguna vez tuve. Sin embargo, soy muy mala con la biología y hasta le tengo miedo a las agujas, así  que,  al acordarme de eso mis ganas descendieron de nuevo.
Cuando salimos de la sala donde nos estaban atendiendo, la sala de espera se había llenado de más perros y sus dueños. Nosotres, pagamos y nos fuimos. 

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